RSS

Crecer Viajando

Ese día necesitaba estar solo. Había sido una semana pesadísima, de esas en las que te entregas y exiges más de la cuenta, equilibrando esto, atendiendo esto otro, respondiendo a un sin fin de necesidades y demandas. Al acabar la semana, te das cuenta que, si bien los esfuerzos son gratos, el agotamiento tiende a ser un bálsamo poco refrescante. Estresarme durante el fin de semana, me parece a lo menos desquiciante. Sujetarme a tiempos, compromisos y carreras, un panorama que dista mucho de ser sanador.

Un par de llamadas, y me quedé solo y desconectado. Panorama. Netbook, Subuffer, algo para comer y a revisar una película postergada.


Todo un parto: (Due date)
Dos Ojos Duros: (A): 5 / (CAV): 6 / (R): 6


Esta es de esas películas que comienzas a ver con muchos prejuicios, pero que al terminar quedas con una agradable sensación. Te divierte y, a pesar de venderse como un producto humorístico, la neurona loca y analítica queda inquieta, encontrando más contenido del esperado.

Peter (Downey Jr.), recibe la noticia de que su novia, que está en Los Ángeles, está próxima de entrar en trabajo de parto. Él, profesional exitoso, estructurado, canchero, se alista a viajar para asistir al nacimiento de su primogénito. Pero las cosas comienzan a salir mal. Ethan (Zach Galifianakis) un aspirante de actor, ñoño y excéntrico, quien también se dirige a Los Ángeles (Hollywood específicamente), se cruza en su camino y por una serie de circunstancias (algunas forzadas por éste último) terminan realizando el viaje juntos. Dos personalidades opuestas, dos mundos diametralmente diferentes, pero dos caras de una misma moneda, yendo al encuentro de sus sueños.

“Due Date”, nos regala una narración que raya en lo fantástico, una notable cuota de humor escatológico (por momentos muy al estilo de los hermanos Farrelly), escenas de acción sacadas de otra película y una banda sonora excelente. Pero más allá de lo efectista de los recursos, nos permite presenciar, entre broma y broma, el crecimiento de los personajes, y la duda no menor de estar en presencia de una metáfora sobre la crisis de la mediana edad.

Peter e Ethan, hacen referencia a polos de un mismo ser, de un individuo disociado, por la necesidad de adaptarse a un contexto que te exige aparentar madurez y éxito, más allá de tus deseos y sueños más primigenios. Peter es la máscara, rígida, atractiva; Ethan, la sombra, reprimida, despreciada. El viaje, recrea la crisis interna, una instancia de revisión de quien soy, que deseaba ser, y en qué me voy a convertir. Es la instancia de reencuentro con sus partes rechazadas, con el niño interno, que requieren un cierre, que requieren un duelo definitivo, el superar conflictos no resueltos, perdonar, para culminar bañándose con las cenizas del padre, traje que le envestirá desde ese momento y para siempre.

El quiebre interno se resuelve aunando fuerzas, integrando elementos por ambos desconocidos, enfatizando en el amor, un amor narcisista que a la larga evoluciona a un amor fraterno y paternal. Es el camino para hacer las pases, con esta instancia desplazada pero lúdica, que requerirá en su nueva etapa del ciclo vital.

Todo un parto, es una película que vale la pena ofrecerle una oportunidad. Una apuesta de afrontar un tema trascendental, de manera entretenida, sin dramones… quizás incluso de manera más madura y sabia, de lo que estamos acostumbrados. La recomiendo abiertamente.

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario