Mucho había escuchado de esta
serie, pero le di tiempo para ver si valía la pena. Mis mayores prejuicios estaban relacionados a
que había sido concebida para ser un producto exitoso, con actores de renombre,
una apuesta segura al Grammy, con el fin de posicionar una plataforma emergente
como Netflix. Ya concebida y consolidada su tercera temporada, le di tribuna, y
no defraudó.
Intensa, maquiavélica, la trama de
esta producción, más que invitarnos a un inestable castillo de naipes, nos
introduce en la cabeza retorcida de "Frank" J. Underwood (Kevin
Spacey), un político Demócrata, el que despechado tras ser ninguneado por la
cúpula de su partido y particularmente por el Presidente de los Estados Unidos,
hecha a correr toda una maquinaria de subterfugios, corruptas estrategias y un entretejido
de mentiras calculadas, con el fin de conseguir lo que se merece, y que no
parará hasta no reconocer límites. En relación a los personajes secundarios, me vasta decir que el 91% de ellos también son unos hijos de puta.
No es sólo una serie sobre temas políticos,
diplomacia, traiciones y confabulaciones partidistas, sino que es la coronación
de la psicopatía efectiva, de la degeneración funcional de los valores y de la
destrucción masiva de los estereotipos. Nadamos entre la hipocresía, la soberbia,
la desconsideración absoluta de la naturaleza de un otro, el predominio del
poder por el poder, en el contexto de un egocentrismo que aterra, pero que a la
vez (siendo espectadores casi cómplices de cada delito), nos hace reír y
disfrutar; lo que nos hace pensar que tan fantasía es lo que estamos viendo y
que tan propio es cada uno de nosotros son los arrebatos de Underwood.
Simplemente devoré las tres
temporadas. Si bien la primera y segunda consiguen un alto nivel de tensión
dramática, con mucho complot, mucha investigación y muerte; la tercera tiende a
estancarse un poco más en comprender y alejarnos de manera un poco más
objetiva, de la figura del protagonista. Aun así, es uno de los finales de
temporadas más flojos de todos.
Excelente reparto, excelente
trabajo audiovisual… pero estamos flaqueando al final con el argumento, que en
principio era su fuerte. Esperamos que la cuarta temporada repunte y sea la
última. En resumen: dos Ojos Duros.