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Mal Susto

Cuando pequeño sentía cierta ambivalencia ante las películas de terror. Las veía, las esperaba con ansias, pero las sufría, a tal punto que le rogaba a Dios que llegaran luego los comerciales. Para descansar, para tomar aliento. Aún así, el acto mágico de presenciar una película, no me permitía simplemente levantarme e irme a acostar. Quizás estaba la primigenia esperanza de que el mal cediera y el bien se impusiera con todas las de la ley, con lo cual me podía ir tranquilo y dormir sanamente, sin el temor de ser víctima del adefesio demoníaco de turno.

Con el tiempo me daría cuenta que el bien tenía pasaporte vitalicio al triunfo, en el 99% de los caso. Con el tiempo conseguiría casi tomar distancia de lo que veía, y dejaría de involucrarme tan poderosamente con la música, los espacios y el clima de las películas. Llegó un punto en que le perdí el miedo al miedo y la pantalla se desvistió de ese poder. Quizás aún quedan en mi unos cuantos reflejos espontáneos ante lo imprevisto, el golpe sonoro o la deformación demencial de los rostros, estrategias archiocupadas en estas producciones. Bueno. Algo que quede. Algo para no dejar de divertirse.


El Rito: (The Rite)
Un Ojo Blando: (A): 3 / (CAV): 5 / (R): 4


Ok, si, vi “El Rito”. Porque si no más. Quizás porque al ser una de esas peliculitas hollywoodense, te asegura al menos un par de saltos, un romance del cual imantarte, un par de redenciones y basta. Fin de la película.

Un joven hijo de "Maquillador de Fiambres", decide hacerse cura, sin tener una pizca de fe en Dios. Al momento de envestirse como tal, decide dar pie atrás, pero, en consideración de sus capacidades, uno de sus instructores le envía al Vaticano a hacer una pasantía sobre Exorcismo. Y se encuentra con un mentor seco para exorcizar, y también con Baal… así se llama el demonio, para que no se mamen todo el misterio sobre su nombre. Una lata.

A decir verdad, el argumento aporta cero y nada. Miles de veces visto, esperable, obvio, hasta recitable. Era evidente que el papel de Anthony Hopkins, no podía limitarse al de un cura instructor de exorcismos. ¡¿Se les ocurre?! Qué injustificada pérdida de millones. Más aún, sería casi una razón de demanda por falsa publicidad, el que no hiciera gala de su icónica interpretación del mal. Además los pósters promocionales, como le manifesté en su momento a mi ex, me hicieron pensar que era una nueva película sobre Hannibal Lecter. Sinceramente habría sido mejor algo por el estilo.

No sea tonto. No gaste plata en ir al cine a verla. Es pésima. Con suerte, si desea gastar banda ancha, descárguela, véala y luego bórrela. No vaya a metérsele el demonio adentro y se le ocurra invocar la segunda parte.

PD: La edición digital del rostro de Hopkins cuando está poseído, es impresentable. El que lo intenten engrupir con el tema de los exorcismos y su validación vaticana, un asco.

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